martes, 20 de mayo de 2008

Viajando por trabajo

Ayer retomé mi deporte favorito: viajar por trabajo. Tras casi dos horas de tren, llegué a Martigny, un pueblo en un valle a unos 130 km de Ginebra. En este improbable lugar se encuentra la sede central de una aseguradora llamada Groupe Mutuel, que me cuentan comenzó como (y, a pesar de su actual tamaño, sigue siendo) una empresa familiar.

Tras conocer el pueblo, no culpo a los propietarios de la empresa por no querer irse. ¡Este lugar es increible! Ya lo vaticinaba el viaje en tren; a pesar de haber dormido muy poco la noche anterior, y a pesar de la obscena suavidad y el chocante silencio de los trenes suizos, no pude más que quedarme alerta todo el viaje maravillado por el paisaje.

Dejando atrás la ciudad de Montreux (último paraje a orillas del Léman) en su periplo hacia oriente, el tramado férreo ingresa en un valle tan, pero tan marcado en su encajonada longitud, que se han instalado dos enormes turbinas generadoras para capturar la energía eólica presa en el viento que, sin alternativas de recorrido, es canalizado a lo largo del valle. Martigny se encuentra en el medio de este valle.

Groupe Mutuel es un cliente referente de S&H, y me trajeron a Martigny para ayudar a atar algunos cabos sueltos en esta última etapa de un proyecto que ya supera el año de vida. No obstante, también me pidieron venir ya que la mayoría (¿totalidad?) del equipo de PeopleSoft de S&H se encuentra asignado aquí, y querían que los conociera. Además, como el líder de la práctica de PeopleSoft también se encuentra aquí, me pidió que viniera para ayudarlo con una propuesta a otro cliente.

Mi padre está visitándonos en Ginebra (mi madre ya estaba desde el martes pasado), así que hoy me escapo temprano para volver a Ginebra, y mañana miércoles a la mañana vuelvo a Martigny hasta el viernes. Volveré con la cámara, porque belleza natural como ésta debe ser compartida.

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