Este post viene un tanto atrasado, considerando que describo hechos sucedidos hace casi una semana, pero -como siempre digo- más vale tarde que muerto por una manada de mandriles rabiosos.
Mencioné en una oportunidad anterior que mi madre estuvo de "visita" (en realidad, la trajimos a la fuerza para que nos ayude a buscar departamento -- pronto más noticias de eso...). Lo que no recuerdo si mencioné es que mi hermana Sofía también estuvo visitando, y el fin de semana pasado salimos los cuatro a pasear.
El sábado nos invitó a almorzar a su casa Lucila, una amiga de la familia de hace décadas, que está viviendo en Lausanne desde hace dos meses. Lausanne es una ciudad verdaderamente hermosa, y se la recomiendo a cualquiera que ande por estos pagos.
El domingo salimos a pasear por Ginebra, haciendo reconocimiento del barrio antiguo y sus inmediaciones, entre las cuales cabe mencionar el cementerio de Plainpalais, un pequeño lote donde se encuentran inhumados los restos de ciertas personas ilustres. Entre los residentes eternos de la mentada necrópolis encontramos a Jean Calvin (o Juan Calvino, pa' los amigos) -teólogo y reformador protestante a quien el mundo le debe la creación del sistema teológico cristiano del calvinismo-, y un compatriota, Jorge Luis Borges. Su lápida, carente de simbología religiosa, exhibe una inscripción en sajón antiguo: "...and ne fohrtedon na" ("...y sin temer nada").
Los invito a ver las fotos que sacamos durante nuestro paseo.
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